A menudo, nos encontramos esperando. Esperando una señal, una respuesta clara, que Dios nos dé el visto bueno antes de movernos. Pero el Evangelio de hoy nos recuerda que Dios ya está esperando por nosotros. Él no está conteniendo nada. Nos está invitando a dar el siguiente paso: a pedir, a buscar, a tocar. 

En las últimas semanas, hicimos un anuncio invitando a la gente a considerar convertirse en catequistas. Cada año, este momento trae una mezcla de esperanza e incertidumbre. ¿Se inscribirá alguien? ¿Habrá suficientes personas dispuestas a acompañar a nuestros jóvenes en su camino de fe? 

Si soy honesta, hay un verdadero miedo que acompaña el servicio a la juventud. No es porque sean difíciles. Es porque importan. El peso de querer hacerlo bien puede sentirse pesado. A veces, ese miedo nos hace dudar, como si estuviéramos esperando más certeza antes de decir que sí. Pero en el Evangelio de hoy, Jesús desafía esa forma de pensar. Nos recuerda ser audaces y pedir. 

       

Así que lo hice. Oré. Le pedí a Dios que enviara personas. Y como el discípulo que dijo: “Señor, enséñanos a orar”, me encontré aprendiendo a orar no con palabras perfectas, sino con confianza. Jesús dice: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá la puerta.” Y vi eso suceder. La gente se acercó. dijeron que sí. Lo que más me conmovió fue algo que todos parecían decir de una forma u otra: “No sé si esto es para mí o si puedo hacer esto… pero aquí estoy.” Eso, para mí, captura lo que Jesús nos está llamando en el Evangelio de hoy. 

Y no solo nuevos catequistas dijeron que sí. Algunos que habían servido antes reafirmaron su sí. A pesar de que conocían los desafíos, eligieron confiar de nuevo. Ese tipo de fe, esa disposición a seguir presentándose, es su propia forma de llamar. 

Dios no está esperando que seamos perfectos. Él está esperando que respondamos. Estos catequistas, nuevos y que regresan, son la prueba viviente de que cuando llamamos, la puerta se abrirá. 

Padres de familias con jóvenes, por favor, estén conscientes del peligro del fentanilo y las pastillas de prescripción falsificadas que circulan en las calles hoy en día, lo cual ha creado riesgos sin precedentes para los jóvenes. La presentación "La Canción de Charlie" no es solo sobre drogas, se trata de equipar a las familias con el conocimiento que necesitan para mantenerse a salvo en un mundo que cambia rápidamente. La investigación muestra que el 83% de los adolescentes son menos propensos a hacer mal uso de las pastillas después de aprender sobre estos peligros. 

La Diócesis de San Diego trata todas las acusaciones de mala conducta sexual seriamente y las considera de manera pronta, confidencial e íntegra. Para reportar cualquier incidente de mala conducta sexual comuníquese con la Coordinadora de Asistencia a Víctimas.

El abuso criminal denunciado o presunto se denuncia a las fuerzas del orden público de acuerdo con las leyes civiles.  

Mary Acosta

Coordinadora de Asistencia a Víctimas

(858) 490-8353.