Tanto en Juicio
El domingo pasado viajaba en autobús con 46 jóvenes sandieguinos. Nos dirigíamos a Sacramento para la Cumbre de Defensa de Laudato Si, donde nos reuniríamos con otros 350 jóvenes de colegios y parroquias, principalmente jesuitas, de todo el estado. Todos abogaban en el capitolio estatal por el cuidado de nuestra casa común (la Tierra) y, además, por ciertas restricciones en la aplicación de la ley migratoria.
¡Ojalá hubieran visto a nuestros 14 jóvenes parroquiales en acción! Cuando se reunieron, primero con un miembro del personal del senador estatal Steve Padilla y luego con nuestro asambleísta David Álvarez (¡también feligrés!), claramente habían hecho su tarea y estaban preparados. ¡Me sentí muy orgulloso de ellos! Y ustedes también lo habrían estado. Aunque nerviosos, cada uno habló con claridad y elocuencia sobre nuestra necesidad de cuidar nuestro mundo y de cuidar a sus familiares inmigrantes.
Además de ser una experiencia maravillosa, también fue una forma útil de comenzar la Semana Santa. Porque, en verdad, muchas cosas que apreciamos están en peligro. Primero, la Tierra. Aunque algunos argumenten que el calentamiento global no existe, creo que todos sabemos que los patrones climáticos están cambiando, estamos presenciando tormentas dramáticas y destructivas en todo el mundo, y en California vemos que los incendios devastadores son demasiado frecuentes. Los incendios que ocurrieron justo al norte de Los Ángeles el pasado enero son un ejemplo impactante.
En segundo lugar, sabemos que nuestros hermanos y hermanas inmigrantes también están en peligro. Una joven de nuestro grupo contó lo temerosos que están sus padres indocumentados en estos días, y cómo ella, como hermana mayor, tiene que hacer mucho más para ayudar a cuidar de la familia. El estrés de su padre le provocó un ataque de diabetes, y como no tiene voz en su trabajo, no pudo tomarse el tiempo libre necesario para sanar. Ella compartió estos aspectos de su vida con lágrimas en lo que fue un testimonio particularmente conmovedor.
A menudo no vemos cómo sufre Jesús hoy, él que entró en la creación y se hizo parte de este mundo, y él que sufre la prueba en nuestros hermanos y hermanas. Que en esta Semana Santa podamos abrir nuestros ojos a todo lo que está en juicio con Jesús en las personas y en el mundo que nos rodea, para que podamos ampliar nuestro amor a Dios para incluir el amor al prójimo y al mundo.