Si pudieras tener algún superpoder, ¿cuál sería? ¿Te gustaría poder correr tan rápido como el viento? ¿Ser invisible? ¿Poder leer la mente de las personas? Pensé que la mejor respuesta sería poder volar. Hasta que escuché a uno de nuestros ministros de jóvenes dar esta respuesta: “Tener un toque mágico, que cuando tocara a alguien, el o ella supiera su verdadero valor”. ¡Ingenioso! De hecho, este es el regalo que todos necesitamos: sentir y conocer verdaderamente nuestro valor como hijos e hijas de Dios, vernos a nosotros mismos como Dios nos ve.
Jesús dice hoy: “Permanezcan mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí”. ¿Qué significa permanecer en Jesús? Creo que en el fondo significa creer en nuestra bondad, creer, verdaderamente, con cada fibra de nuestro ser, que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Una vez que podamos hacer esto, sabremos nuestro valor, y estaremos arraigados en la verdad. Y entonces desde el lugar de la verdad podremos dar con el amor que sentimos en nuestro corazón.
Toma una pausa y tómese un momento para darte cuenta de tu singularidad. No hay nadie más en el mundo como tú. Dios tuvo una idea, ¡y fuiste TÚ! Él te creó, te formó en el vientre de tu madre. Él te hizo maravillosa, hermosa. Una criatura digna de contemplar. Enraízate en esta verdad, conéctate a la vid. Manténgase conectado con esa verdad. Si hacemos esto seguiremos adelante y daremos mucho fruto.