La Puerta Estrecha
Tanto en la primera lectura como en el Evangelio, vemos la imagen común de mucha gente que viene de lejos a un mismo lugar. En la lectura del profeta Isaías, la gente acude al monte santo, a Jerusalén, para ofrecer su ofrenda a Dios, algo que todos los israelitas hicieron fielmente. En el Evangelio, la gente vendrá del este, del oeste, del norte y del sur, para sentarse a la mesa en el reino de Dios. En lugar de poner un cartel que diga: "Abierto las 24 horas," Jesús dice que muchos intentarán entrar, pero no tendrán la fuerza suficiente. Y añade: "Esfuércense por entrar por la puerta angosta". ¿Qué está diciendo? ¿Es Jesús excluyente?
Me cuesta entender esto porque, de hecho, creo que Dios siempre está abierto a nosotros, siempre nos da la bienvenida. Nunca es demasiado tarde. Pero quizás también deba entender que hay ciertas limitaciones que debemos tener en cuenta. Sin duda, lo sabemos en nuestras interacciones humanas. Cuando visito a mi familia o amigos, sé que la visita tiene un principio, un desarrollo y un final. Si no estoy completamente presente para la gente (¡quizás porque estoy con el teléfono!), la visita terminará y habré perdido la oportunidad de conectar con quienes quería.
Jesús sabía que su tiempo era limitado. Y quería que la gente estuviera presente en el momento en que él estaba con ellos. Algunos de los líderes religiosos que probablemente habrían sido los primeros en aceptar a Jesús fueron, en realidad, los últimos en aceptarlo. De hecho, algunos rechazaron a Jesús y lo condenaron a muerte. Otros, mientras tanto, entre ellos los marginados, los pobres y los pecadores, aceptaron a Jesús sin reservas. Estos últimos se encontraban entonces entre los primeros.
La segunda lectura nos recuerda que la disciplina es necesaria en la vida espiritual: «El Señor corrige a los que ama». También necesitamos cierta disciplina para estar presentes con los demás y para estar presentes en este momento que vivimos. Si miramos a nuestro alrededor y no apartamos la mirada, podemos ver cómo la gente tiene miedo y sufre. Pero si no miramos a nuestro alrededor, perderemos la puerta estrecha que nos lleva a las realidades de los demás. Que lo que celebremos este domingo en la misa nos ayude a entrar por la puerta estrecha que nos lleva a la presencia de Dios en quienes nos rodean.